Los modelos tradicionales de gestión de activos ya no son ágiles, eficientes, confiables y tampoco efectivos en costos. Esto se traduce en una experiencia no adecuada para competir en el mercado.
Los nuevos modelos de gestión de activos se han reconfigurado y ahora hay tres niveles claramente definidos que se apoyan fluidamente en ambas direcciones, para sacar el máximo provecho de las tecnologías emergentes, maximizar el retorno de la inversión, alcanzando rápida y progresivamente los objetivos empresariales.
Igualmente, se debe adoptar un enfoque proactivo para definir cambios en cultura organizacional para evitar que la cultura se defina reactivamente, es vital definir una estrategia de transformación alineada con los objetivos estratégicos del negocio, sin desconocer elementos fundamentales en el conjunto de habilidades de la mano de obra.