En el vertiginoso mundo de la gestión de activos, adelantarse a los acontecimientos no es sólo una ventaja, sino un imperativo para la supervivencia y el éxito. A medida que el panorama sigue evolucionando con las cambiantes demandas de los clientes, las tecnologías emergentes y el aumento de la competencia, los gestores de activos deben adaptar sus modelos operativos para seguir siendo competitivos y relevantes. Exploraremos la necesidad y los beneficios de la transición a un modelo operativo más inteligente y eficiente para las empresas de gestión de activos.
Comprender el imperativo
En el sector actual de la gestión de activos, la atención al cliente es primordial. Ofrecer una experiencia de cliente fluida y transformadora requiere algo más que un simple lavado de cara de la gestión tradicional exige un enfoque holístico que abarque todo el ecosistema operativo. Lamentablemente, muchos modelos operativos actuales se quedan cortos en términos de agilidad y capacidad de respuesta, lo que dificulta la capacidad de satisfacer las expectativas cambiantes de los clientes.
Para prosperar en este entorno de cambio y perturbación constantes, los gestores de activos deben adoptar la innovación y la transformación. Esto implica reconfigurar las funciones del equipo de trabajo en su organigrama actual utilizando tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático, la automatización inteligente y las tecnologías de libro mayor distribuido. Sin embargo, los avances tecnológicos por sí solos no son suficientes. Los elementos fundamentales, como los conjuntos de habilidades de la fuerza de trabajo y la cultura organizativa, también deben evolucionar para respaldar el nuevo modelo operativo.
El camino hacia la transformación
La transformación del modelo operativo de gestión de activos no es un hecho aislado, sino un proceso continuo. Requiere un enfoque estratégico y holístico que aborde áreas clave de mejora. He aquí algunos pasos esenciales que los gestores de activos deben dar para embarcarse en este viaje de transformación:
1. Rediseñar los roles y funciones del equipo actual: Es primordial aprovechar las nuevas tecnologías para racionalizar las operaciones e impulsar la eficiencia especialmente del equipo de base y de apoyo a la ejecución.
2. Establecer una sólida base de datos: Los datos son el alma de la gestión de activos, y tener una base de datos sólida es fundamental para tomar decisiones informadas. La implementación de prácticas avanzadas de análisis y gestión de datos puede proporcionar información valiosa y mejorar la eficiencia operativa.
3. Abordar las carencias operativas y de competencia: Invertir en el desarrollo y la capacitación de la mano de obra es esencial para garantizar que los equipos estén equipados para enfrentar las complejidades del panorama moderno de la gestión de activos. Cerrar la brecha de las lagunas operativas y fomentar una cultura de aprendizaje continuo son esenciales para el éxito a largo plazo.
4. Cultura organizativa en evolución: La cultura desempeña un papel importante a la hora de impulsar el cambio organizativo. Los gestores de activos deben fomentar una cultura de innovación, colaboración y adaptabilidad para apoyar la transición a un modelo operativo más inteligente.
Adoptar la transformación digital
En la era digital, la convergencia de la tecnología y las operaciones es inevitable. Los gestores de activos deben adoptar iniciativas de transformación digital que no solo mejoren la eficiencia operativa, sino que también revolucionen la experiencia del usuario en todas las áreas funcionales. Desde la optimización del flujo de trabajo hasta la información en tiempo real y la consolidación de sistemas, las capacidades digitales emergentes para todo el personal de la gestión ofrecen un inmenso potencial para la transformación de las operaciones.
Al aprovechar estas capacidades, los gestores de activos pueden obtener una mayor eficiencia, agilidad y competitividad en el mercado. La transformación digital es la clave para alcanzar nuevos niveles de excelencia operativa, ya sea mediante el seguimiento de las transferencias operativas, la obtención de información a través de cuadros de mando o la consolidación de sistemas en una única interfaz.
Conclusión
En conclusión, el futuro de la gestión de activos pasa por adoptar modelos operativos inteligentes que aprovechen las tecnologías emergentes, la información basada en datos y una cultura de innovación. Reimaginando los roles y funciones de todo el personal en todos los niveles, operativo, táctico y estratégico, estableciendo una sólida base de datos, abordando las lagunas operativas y adoptando la transformación digital, los gestores de activos pueden posicionarse para el éxito en un panorama cada vez más complejo y competitivo.
Es hora de que los gestores de activos acepten el cambio, evolucionen sus modelos operativos y aprovechen las oportunidades que se les presentan. El camino puede ser difícil, pero las recompensas en términos de eficiencia, competitividad y satisfacción del cliente van a representar un retorno muy atractivo de la inversión.
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